El Futbol Es La Cosa Mas Importante De Las Cosas Menos Importantes

Cuatro candidatos y un premio, alcanzar la inmortalidad. Si el fútbol es la cosa más esencial de las cosas menos esenciales, la copa de la vida nos arrastra a un final dudoso, emocionante y lleno de contrastes. El destino busca campeón y el público, un equipo que alborote su pasión. Vivir redondamente, poblar la pelota, comprender el mundo en la geometría de los pases y comprender que en un partido cabe el mundo. Jorge, el valdanismo / Este argentino español y al reves fue jugador, míster, directivo, gurú de liderazgos y comentarista, pero prosigue escoltando aquel recorrido espacial de Maradona en la mejor jugada de todos los tiempos.

Son ya varios los años en los que nos acompaña una cita célebre de como desconocemos su creador. Ciertos se la atribuyen a Arrigo Sacchi, otros a Jorge Valdano. “Il calcio è la cosa più importante delle cose meno importante”, en italiano.

La Cosa Más Esencial De Las Cosas Menos Importantes

Es casi una vuelta al pasado, a las historias contadas al amor de una lumbre en los pueblos, como antaño, pero es lo que debemos hacer en este momento. Soportar, resistir y estar listos para el regreso, que eso sí que será antológico. Los pases de España y Suiza a los cuartos de final de la Eurocopa fueron los personajes principales de una día donde Telecinco arrasócon susmejores audiencias de los últimos tres años.

Es bueno que ahora prime la razón y no el corazón y que boicoteemos el Mundial de Probar. Yo prometo llevarlo a cabo, aunque si mi selección preferida llega a semifinales me pueda más el forofismo y sucumba al poder hipnótico de la “cosa más importante de las menos importantes “. Este articulista se va a agregar a ese boicot, pese a la contrariedad que entraña para un aficionado a este deporte no continuar un Mundial de fútbol. Estas 2 afirmaciones comentan lo que significa para un aficionado esta actividad humana. En estos días de fútbol y de Mundial de Qatar hasta en la sopa, pareciera que, tras un mes de competición, ahora toda la polémica forma parte al rincón del silencio. Así lo ordenaron la mercadotecnia, sus brazos mediáticos, don Capital, la propaganda, los parneles y todo el mastodóntico aparato que maneja este cotarro de masas.

Francia No Es El Equipo Especial, Pero Lo Semeja

Quisiera que próximamente os podáis recobrar, y con nosotros todo el planeta, aun los que no son madridistas (ironía y broma, no mal interpretar). El día de hoy todo esto ha pasado a un background. El fútbol, mucho más que nunca, es la más importante de las cosas menos esenciales. Lo urgente, lo básico el día de hoy es la salud, almacenar fuerzas, eludir contagiarnos del coronavirus y dar soporte y ánimo a los que están peleando contra la enfermedad. Croacia significa el milagroso gen balcánico, representa la generación de los niños de la guerra y la de unos tipos que jamás se rinden. Modric es la esencia del fútbol, Perisic un estilete de mecha corta, Gvardiol el central que precisa el Barça, Livakovic es el hombre de goma y la red social ‘ajedrezada’ sueña con su primer entorchado.

La relación entre los comienzos del balompié a nivel de competición estructurada -2ª mitad del S. XIX- y la pelea de la clase obrera en Reino Unido. Y de qué forma varios de esos logros significaron o ayudaron asimismo en los distintos periodos de mejoras laborales y de conciliación en el último siglo y medio para la clase trabajadora en distintos países. “El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos recurrente en la vida actualizada”. En consecuencia, toca regresar poco a poco a la normalidad. Y disfrutar de esa cosa que, como rezaban un argentino y/o un italiano, es la más esencial de las menos esenciales.

Mediaset España: Un Mes Más, Gracias Por Elegirnos

O “el fútbol es lo más esencial de las cosas menos importantes”, en español. El fútbol es un deporte emocionante, y un buen partido de fútbol, como la película ideal según Cecil B. DeMille, comienza con un terremoto y, entonces, delicadamente se va deslizando hasta el final. Del terremoto a la catástrofe, un partido de fútbol ocupa noventa minutos (mucho más el descuento) de nuestro tiempo de ocio. Y si bien el ocio sea considerablemente más que la parte de la vida más importante de las cosas menos esenciales, tampoco hay que ocuparlo con juegos que jamás son más que cuestiones de vida o muerte.

Fue un pequeño homenaje a tantos buenos instantes pasados cerca de una televisión, a una radio, a un periódico, a un libro. Instantes vividos en conversas con gente mayor que yo y que por razones de edad han podido ver directamente a varios de los enormes de siempre. Siempre fué un exitación una tertulia de fútbol, con anécdotas y poniendo cerca de una cerveza o un café instantes míticos. Ciertos de ellos he tenido la fortuna de haberlos escuchado, incluso, de la boca de sus protagonistas. El fútbol asimismo es política, como cualquier otra manifestación colectiva construída y/o participada por los seres humanos.

17,9 MM de espectadores contactaron en televisión durante las 7,5 horas de emisión de la Eurocopa en Telecinco junto con la máxima cobertura digital, 2,5 MM de comienzos de vídeo con 1,3 MM de navegadores únicos. Un alcance espectacular que se traduce en una gran cobertura en todos los targets comerciales. Todo lo mencionado se traduce en un gran éxito publicitario acaparando los ratings más altos. Los 180 spots mucho más vistos del año los emitió Telecinco y el 88% forman parte a la EURO 2020.

La frase, que ciertos atribuyen a Arrigo Sacchi y otros a Jorge Valdano y tal vez no sea de ninguno de los dos, aunque carezco de pruebas para afirmar lo opuesto, sintetiza perfectamente la situación que vivimos ya hace un par de semanas los futboleros. El fútbol tiene un componente atávico, de pertenencia a una red social, a un conjunto, expresa un sentimiento de grey que no tiene ninguna otra manifestación del ser humano. Luis Enrique se marcha, la caspa se queda. El hombre cuyo crimen inaceptable fue volver a ilusionar al país tras una gran Eurocopa, se marcha. Su adiós nos devuelve al protocolo frecuente. Las facturas de los telepredicadores, la cizaña eterna, un nuevo seleccionador y la costumbre de españa de cambiar todo, a fin de que nada cambie.