A escondidas de su marido para presentarlo al mismo premio que él había ganado un par de años antes. Y aquella historia, en la que relata de qué forma es la vida de las chicas de provincias, se levantó con el Nadal en 1957. Su marido era Rafael Sánchez Ferlosio y lo había conocido una década atrás, en el momento en que llegó a la ciudad más importante con una licenciatura en Filosofía y Letras bajo el brazo dispuesta a llevar a cabo el doctorado.
Se separó de Martín Gaite de forma amistosa en los años 70 (la autora murió en el año 2000, a los 75 años) y posteriormente empezó una relación con la que fue su segunda esposa, Demetria Chamorro Corbacho. Vivió sus primeros años en Roma, donde su padre era corresponsal y cronista del diario ‘ABC’. En sus años universitarios entró en contacto con un conjunto de jóvenes escritores, entre los que estaba Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite, con quien se casó en 1954. La casa palacio tiene una área estimada de sobra de 2.200 m2, sin tener los terrenos aledaños, que también formarían parte del grupo del palacete. Además de la vivienda palacio, Ferlosio además hace aparición como titular de una parte de unas parcelas de lote en Coria.
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Jesús Domínguez asimismo recuerda la verdadera predilección que Ferlosio sentía por su nieta Laura. Lucía, su hijastra, adoptó una niña procedente de China que era el ojo derecho del escritor. “La llegada de la pequeña le extendió la vida. Estos últimos diez o doce años que tiene la pequeña los ha vivido por y para ella”, concluye. Jesús Domínguez, de 64 años, conoció a Ferlosio en Coria, en el momento en que era estudiante de Filología Hispánica y admirador del escritor. “Le abordé por la calle y desde entonces nos hicimos amigos. A Rafael le gustaba ir al ahora desaparecido Bar Avenida y leer periódicos. No he popular a absolutamente nadie que leyese tantos periódicos como él”, recuerda.
Lo mejor de Martín Gaite son los textos en los que mezcla autobiografía, ensayo y pura ficción, como El cuarto de atrás o El cuento de nunca acabar o sus Cuadernos de todo. Una de las cimas de su narrativa es El otoño de Poughkeepsie, un texto mitad diario y mitad rememoración que fue escrito en el verano de 1985 tras la desaparición de su hija Marta. Fruto de la unión nacieron dos hijos, Miguel, en 1954 y que moriría de meningitis poco antes de cumplir los ocho meses; y un par de años después, Marta, que murió en 1985 con 29 años víctima del vih. Allí me esperaban Ana María con un 2 caballos sus progenitores eran muy entretenidos y un chófer, porque no conducían . No, no tenía 95 años, si uno la escuchaba charlar con ese vigor, esa sabiduría y esa ironía, sí, enserio, ni treinta años la echaba. Una mujer libre, en tiempos oscuros; singular, refulgente, cariñosa, próxima, logró de la excepcional casa familiar de El Boalo su sitio en el mundo.
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Todorov le impactó, y sucede que en Carmen Martín Gaite hay una veta irracional, que ella explicaba como proveniente de su ascendencia gallega y de los veranos pasados en la aldea gallega de Piñor. Como ya conocemos por artículos y ensayos de Carmen Martín Gaite, ella recordaba bastante a sus progenitores. De su padre valoraba, siempre, el humor y el elegir el esfuerzo al resultado, su incapacidad para elevarse sobre los perdedores. De su madre el hecho de que, siempre, incitó que escribiera y estudiara. La cuidada edición de Maria Vittoria Calvi hizo que, antes del texto que se reproduce, se fotografíen las tapas de los diferentes cuadernos, explicando sus peculiaridades materiales, las fechas y el contenido.
Lo interesante es que Echegaray fue matemático, ingeniero y político aparte de dramaturgo, y por este motivo le llovieron las críticas del campo de los literatos, básicamente de la Generación del 98, que no le consideraba inusual. Posteriormente, Rafael contrajo matrimonio con Demetria Chamorro Corbacho, que crió a su hija de hoy. Valga una sola anécdota, del centón que uno podría contar aquí, para poner énfasis ese lugar de Ana María . Y Ana María, en el momento en que quien esto redacta le preguntó qué hacía mientras que, me respondió, con su fantástico desparpajo español, de una llaneza desconcertante, qué iba a hacer, oír la radio del turismo, un Citroën al que llamaban «Pato». Es una autora maravillosa que tuvo una vida un poco más triste que la de la mayoría. La traducción que logró de ‘Al faro’, de Virginia Woolf, es admirable, porque es con la capacidad de recrear el ámbito, de sostener ese cruce de conmuevas, de conservar la pulcritud de los diálogos.
“Ferlosio lo peleó, intentó que ese palacio fuera de propiedad municipal. Escribió varias cartas a fin de que de esta manera fuera pero nunca lo consiguió y le daba mucha pena”, alude Jesús Domínguez, íntimo amigo del escritor y habitante de Coria. “Yo mismo he estado comiendo y cenando con Rafael allí, era al único al que de todos modos le importaba el palacete”, añade. Ferlosio medró en Extremadura y se licenció en Filología en La villa de madrid. No, no tenía 95 años, si uno la escuchaba hablar con ese vigor, esa sabiduría y esa ironía, sí, de verdad, ni treinta años la echaba.
Un par de años después apareció otro relámpago de dicha con la llegada de su hija Marta, a la que bautizaron con el apelativo de la Torci. Carmen Martín Gaite no era una mujer cotilla, sino más bien una mujer intensamente volcada en la vida de las gentes populares. En cierta ocasión, una mujer le reconoció en el metro y se sintió muy sorprendida de que una escritora de su relevancia viajara en ese medio. Ni de estudiante en Salamanca, ni en su historia bohemia del Madrid de los 50, cuando se comenzaba en la literatura, ni de madre de Marta en los parques, ni en su vejez. Y resulta extraño charlar de vejez en Carmen Martín Gaite, que escribió, con 75 años, una novela como Los parentescos, donde entiende tan bien los comportamientos de niños y adolescentes. En 1953, la autora se casó con Rafael Sánchez Ferlosio y meses después nació su primer hijo, Miguel, que murió de meningitis solamente meses después.
De Que Murió La Hija De Carmen Martin Gaite
Rafael Sánchez Ferlosio nació en Roma en 1927, fruto del matrimonio entre el periodista de Antes de CristoRafael Sánchez Mazas, entre los creadores de Falange y ministro del primer Gobierno de Franco y Liliana Ferlosio, hija de un banquero del Vaticano. Su historia, marcada en libros, tiene algunos instantes trágicos que bien pudieron forjar la personalidad del escritor. Se transforma en una mujer enlazada al mundo de las letras y las artes, con una educación heterodoxa, muy abierta a todo… “De hecho no iba al instituto sino más bien estudiaba en la vivienda”, ha añadido Noelia. La escritora trata de replicar el modelo de educación poco usual que ella recibió.
Ella, que escribía a mano y a la que le agradaba frecuentar bibliotecas, trabajaba en los momentos libres que le dejaban sus obligaciones familiares. «En el momento en que Marta se duerme a las ocho estoy tan agotada que no puedo leer ni redactar», anotó en uno de sus cuadernos. Dentro de sus recursos materiales, resalta una vivienda palacio de colosal valor histórico ubicada en Coria y que ahora mismo se encuentra abandonada. De lo que consiguieron ser los diecisiete años de convivencia del matrimonio mucho más emblemático de la literatura española del medio siglo, solo cuento con los datos que nos han brindado sus propios personajes principales en ensayos de corte autobiográfico. \\’Ana María siempre y cuando se encontraba en Ginebra venía a casa\\’, enseña Lucila Valente, que se iba a transformar en la mejor amiga de Marta, la hija de Carmiña y Ferlosio. Fue un verano en el que primero estuve en Las Caldas de Besalla, en Cantabria.
La casa palacio cuenta con una superficie estimada de sobra de 2.200 m2, sin tener los terrenos aledaños, que asimismo formarían una parte del conjunto del palacete. Además de la vivienda palacio, Ferlosio también aparece como titular de parte de unas parcelas de terreno en Coria. La imagen pastoril de la herencia de estas pertenencias se desdibuja cuando se pone el foco en el palacete. Hoy en dia, la joya histórica está en ruinas y de su viejo esplendor ahora solo le queda la belleza de la decadencia. “Ferlosio lo peleó, procuró que ese palacio fuera de propiedad municipal. Escribió múltiples cartas para que de este modo fuera pero nunca lo consiguió y le daba mucha pena”, menciona Jesús Domínguez, íntimo amigo del escritor y habitante de Coria.
En 1976 junta su poesía enA rachasy un par de años después hace lo propio con sus cuentos enCuentos terminados. En los años 1990 publicó dos novelas que fueron enormes éxitos de crítica y público, Lo extraño es vivir en 1997 y asimismo Irse de casa en 1998. De lo que lograron ser los diecisiete años de convivencia del matrimonio más emblemático de la literatura española del medio siglo, solo cuento con los datos que nos han brindado sus personajes principales en ensayos de corte autobiográfico. La meningitis se lo arrebató de los brazos y fue la primera oportunidad que Carmiña comprendió que en la vida la alegría era algo efímero.
En cierta ocasión, una mujer le reconoció en el metro y se sintió muy sorprendida de que una escritora de su importancia viajara en ese medio. El escritor estuvo casado desde 1953 con la escritora helmántica Carmen Martín Gaite durante 17 años. El primero, Miguel, nació en 1954 y murió antes de cumplir los nueve meses. Un par de años después del fallecimiento de su primogénito nació su segunda hija, Marta, a la que llamaban cariñosamente ‘La Torci’. La hija de la pareja murió antes de cumplir los 30 años y mantuvo una relación muy intensa con su madre.